La mayoría de la gente, simplemente, no se sienten cómodos en su propia cabeza, de acuerdo con una nueva investigación psicológica dirigido por la Universidad de Virginia.
La investigación descubrió que la mayoría preferiría estar haciendo algo, incluso herirse a sí mismos, que no hacer nada o sentarse a solas con sus pensamientos, concluyeron los investigadores, cuyos resultados fueron publicados en la revista Science.
En una serie de 11 estudios, el psicólogo, Timothy Wilson, de la Universidad de Virginia y sus colegas, tanto de la de Virginia como la de Harvard, descubrieron que a los participantes del estudio, dentro de un amplio rango de edades, en general, no les gustaba pasar ni siquiera durante breves períodos de tiempo a solas en una habitación, sin nada que hacer, salvo pensar, reflexionar o soñar despierto. Los participantes, en general, disfrutaron mucho más haciendo actividades externas, como escuchar música o usar un teléfono inteligente. Algunos incluso prefirieron darse leves descargas eléctricas a pensar.
"Aquellos de nosotros que disfrutamos de un tiempo de descanso para dedicarlos solamente a pensar, probablemente encontrarán sorprendentes los resultados de este estudio. Para mi, desde luego es así, pero nuestro estudio ha demostrado consistentemente que los participantes prefieren tener algo que hacer a no tener nada más que sus pensamientos, incluso por un bastante corto período de tiempo", dijo Wilson.
El período de tiempo que pidieron Wilson y sus colegas a los participantes para estar a solas con sus pensamientos varió entre seis a 15 minutos. Muchos de los primeros estudios incluyeron a estudiantes universitarios, la mayoría de los cuales informaron que este "período para pensar" no tenía nada de divertido y que era difícil concentrarse. Así que Wilson llevó a cabo otro estudio con la participación de una más amplia selección, con edades de 18 a 77 y se encontraron básicamente los mismos resultados.
"Esto fue aun más sorprendente, que incluso las personas mayores no mostrasen un especial cariño por el pensamiento en sí mismo", dijo Wilson.
Wilson no atribuye esto necesariamente al rápido ritmo de la sociedad moderna, o a la mayor disponibilidad de dispositivos electrónicos como los teléfonos inteligentes. En cambio, sí piensa que tales dispositivos podrían dar una respuesta al deseo de la gente de tener siempre algo que hacer.
En su documento, Wilson señala que las encuestas generales han demostrado que las personas, en general, prefieren no desvincularse del mundo y cuando lo hacen, no todos lo disfrutan. Sobre la base de estas encuestas, los estadounidenses gastaron más su tiempo viendo la televisión, la socialización o la lectura y de hecho pasamos poco o nada de tiempo de "relajación o para pensar."
Durante varios de los experimentos de Wilson, se pidió a los participantes que se sentaran solos en una habitación sin adornos del laboratorio, sin teléfono celular, con materiales de lectura o accesorios de escritura y que así pasaran de seis a 15 minutos, entretenidos con sus pensamientos. Después, respondieron a preguntas acerca de cuánto disfrutaron de la experiencia y si tenían dificultad para concentrarse, entre otras cuestiones.
La mayoría informó que tuvieron dificultades para concentrarse y que sus mentes vagaban, no había nada que siguiera su atención. De promedio, los participantes no disfrutaron de la experiencia. Un resultado similar se encontró en otros estudios, cuando a otros participantes se les permitió pasar un tiempo a solas con sus pensamientos en sus hogares.
"Alrededor de un tercio admitió que habían 'engañado' los criterios en su casa participando en alguna actividad, como por ejemplo escuchar música o usando el móvil, o abandonando su asiento", contaba Wilson. "Y que no disfrutaron de esa experiencia más en casa que en el laboratorio."
En un experimento adicional se asignó al azar a los participantes el pasar tiempo con sus pensamientos o la misma cantidad de tiempo haciendo alguna actividad externa, como leer o escuchar música, pero sin comunicarse con los demás. Los que hicieron actividades externas informaron que se divirtieron mucho más que los que sólo pensaron, que les resultaba más fácil concentrarse y que sus mentes vagaban menos.
Los investigadores llevaron sus estudios un poco más allá. Ante el hecho de que la mayoría de la gente prefiere tener algo que hacer en lugar de sólo pensar, se preguntaron: "¿Preferirían hacer una actividad desagradable que ninguna actividad en absoluto?"
Los resultados muestran que muchos sí. A los participantes se les ofrecieron las mismas circunstancias que en la mayoría de los estudios previos, con la opción adicional de poder administrarse a sí mismos una ligera descarga eléctrica con tan sólo pulsar un botón.
Doce de los 18 hombres del estudio se dieron a sí mismos al menos una descarga eléctrica durante los 15 minutos del supuesto período para "pensar". En comparación, sólo seis de las 24 mujeres. Todos los participantes ya habían recibido una muestra de la conmoción por la descarga y comunicaron que estarían dispuestos a pagar para evitarla de nuevo.
"Lo más sorprendente", escriben los investigadores, "es que simplemente debían estar a solas con sus pensamientos durante 15 minutos y eso era aparentemente tan rechazable que llevó a muchos participantes a la libre administración de una descarga eléctrica, que antes dijeron que hasta pagarían por evitarla."
Wilson y su equipo dicen que los hombres tienden a buscar "sensaciones" más que las mujeres, lo que puede explicar por qué el 67% de los hombres se auto-administraron descargas frente al 25% de las mujeres que lo hicieron.
Wilson dijo que el equipo sigue trabajando sobre las razones exactas de por qué las personas tienen dificultades para estar a solas con sus propios pensamientos. Todo el mundo disfruta de soñar despierto o fantasear a veces, comentaba, pero este tipo de pensamiento puede ser más agradable cuando se produce espontáneamente, y más difícil de hacerlo bajo mandato.
"La mente está diseñada para interactuar con el mundo", señaló.
"Incluso cuando estamos solos, nuestra atención, generalmente, está en el mundo exterior. Y sin un entrenamiento en meditación o técnicas de control del pensamiento, que son algo dificultosas, la mayoría de la gente prefiere participar en actividades externas."