Capítulo 1:
1 Los dichos secretos que comunicó el Salvador a Judas Tomás y que yo, Mateo, los anoté mientras caminaba y escuchaba cómo hablaban entre ellos.
2 El Salvador dijo: «Hermano Tomás, mientras todavía te quede tiempo en el mundo, escúchame y te explicaré aquello sobre lo que has estado reflexionando en tu cerebro.
3 «Como se dice que eres mi gemelo y mi amigo verdadero, examínate a ti mismo y comprende
quién eres, cómo vives, y qué será de ti.
4 Dado que te llaman hermano mío, no deberías ser ignorante sobre ti mismo. Sé que comprendes algunas cosas, pues ya comprendes que yo soy el conocimiento de la verdad.
5 Mientras estás caminando conmigo, aunque ignoras otras cosas, ya has obtenido conocimiento, y serás descrito como uno que se conoce a sí mismo.
6 Pues quien no se conozca a sí mismo no sabe nada, más quien se conozca a sí mismo ya ha adquirido conocimiento acerca de la profundidad del universo.
7 Así, Tomás, hermano mío, tú has visto lo que se oculta a las personas, aquello con lo que tropiezan en su ignorancia».
Capítulo 2:
1 Tomás le dijo al Señor: «Por eso te ruego que me digas lo que pregunto antes de tu ascensión.
2 Cuando te oiga decir sobre las cosas que están escondidas, entonces, podré hablar de ellas. Pues para mí está claro que la verdad es difícil de lograr ante la gente».
3 El Salvador contestó y dijo: «Si lo que puede verse te resulta oscuro, ¿cómo puedes comprender lo que no puede verse?
4 Si los hechos de la verdad que son visibles para el mundo te resultan difíciles de cumplir, entonces, ¿cómo cumplirás cosas que son invisibles, cosas relacionadas con las exaltadas grandeza y plenitud?
5 ¿Cómo se os puede llamar trabajadores? Porque todavía sois estudiantes, y aún no habéis alcanzado la grandeza de la perfección».
6 Tomás contestó y dijo al Salvador: «Háblanos de estas cosas que dices que no pueden verse sino que están escondidas de nosotros».
7 El Salvador dijo: «Todos los cuerpos de humanos y animales son irracionales desde el nacimiento. A decir verdad, esto es claro por la forma en que una criatura...
8 Los seres que vienen de arriba, sin embargo, no viven como las criaturas que vosotros podéis ver.
9 Sino que derivan su vida de su propia raíz, y su cosecha proporciona nutrición para ellos.
10 «Estos cuerpos que podéis ver, por otro lado, se alimentan de criaturas como ellos, y por esta razón están sujetos a cambios.
11 Todo lo que está sujeto a cambios perecerá y se perderá, y no tiene más esperanza de vida, porque este cuerpo es un cuerpo animal.
12 Del mismo modo que los cuerpos animales perecen, también perecerán estas figuras. ¿Acaso no son fruto de la copulación, igual que los cuerpos animales?
13 Si esta clase de cuerpo es también fruto de la copulación, ¿cómo puede dar a luz algo distinto de los animales?
14 «Por esta razón, pues, sois niños hasta que alcanzáis la perfección».
Capítulo 3:
1 Tomás contestó: «Por eso te digo, Señor, que las gentes que hablan de lo que es invisible y difícil de explicar son como arqueros que disparan flechas contra un blanco durante la noche.
2 Por supuesto, disparan flechas como cualquier otro arquero, toda vez que disparan contra un blanco, mas en este caso el blanco no se puede ver.
3 Cuando sale la luz, sin embargo, y destierra las tinieblas, entonces lo que cada persona haya hecho se hará manifiesto.
4 «Tú eres nuestra luz, y tú traes iluminación, Señor».
5 Jesús dijo: «La luz mora en la luz».
6 Tomás dijo: «Señor, ¿por qué esta luz visible que brilla sobre la gente se alza y se pone?».
7 El Salvador dijo: «Bienaventurado Tomás, esta luz visible brilla sobre ti no para mantenerte aquí, sino para hacer que te vayas.
8 Cuando todos los elegidos dejen a un lado su naturaleza animal, esta luz se retirará al reino de su ser, y su ser le dará la bienvenida debido a su excelente servicio».
9 Entonces el Salvador continuó y dijo: «¡Oh, amor inescrutable de la luz!
10 Oh amarga figura que arde dentro de los cuerpos humanos, en la médula de los huesos, que arde dentro de ellos noche y día, bramando dentro de las extremidades humanas,
11 embriagando las mentes y trastornando las almas, incitando a hombres y mujeres día y noche, incitándolos secreta y visiblemente.
12 Pues los hombres son incitados, y ellos incitan a las mujeres y las mujeres incitan a los hombres.
13 «Por tanto se dice: "Todo el que busca la verdad de la verdadera sabiduría formará alas para irse volando y escapar de la pasión que inflama los espíritus humanos". El buscador formará alas con el fin de escapar de todos los espíritus que pueden verse».
Capítulo 4:
1 Tomás contestó y dijo: «Señor, esto es lo que estoy preguntando, porque sé que tú puedes ayudarnos, como tú dices».
2 El Salvador contestó a su vez y dijo: «Por eso debemos hablar contigo, pues esto es instrucción para aquellos que son perfectos. Si queréis ser perfectos, guardaréis estas enseñanzas.
3 Si no, merecéis que os llamen ignorantes. Pues una persona sabia no puede unirse a un necio. La persona sabia es perfecta en toda la sabiduría, mas para el necio, el bien y el mal son una misma cosa.
4 Pues la persona sabia será nutrida por la verdad, y será como un árbol que crece junto a un río.
5 «Algunas personas tienen alas pero corren detrás de lo que pueden ver, lo que está lejos de la verdad.
6 Porque el fuego que las conduce dará ilusión de verdad, y brillará sobre ellas con verdad transitoria.
7 Las hará prisioneras de los deleites de las tinieblas, y las capturará en placeres aromáticos.
8 Las cegará con pasión inextinguible, inflamará sus almas, y será como una estaca clavada en sus corazones y que jamás podrá sacarse.
9 O como un bocado en la boca, las dirige como desea.
10 «Este fuego ha atado a estas personas con sus cadenas, y atado todas sus extremidades con el amargo lazo del deseo de cosas visibles, las cuales cambian y decaen, y fluctúan a su impulso.
11 Semejantes personas son siempre arrastradas hacia abajo. Cuando se les da muerte, se unen a todos los animales inmundos».
12 Tomás contestó y dijo: «Esto está claro y ha sido dicho...».
13 El Salvador contestó y dijo: «Bienaventurada la persona sabia que busca la verdad. Cuando uno la encuentra, descansa en ella para siempre, y no teme a aquellos que quieren perturbarle».
14 Tomás contestó y dijo: «¿Es bueno para nosotros, Señor, encontrar descanso entre nuestra propia gente?».
15 El Salvador dijo: «Sí, es una ayuda. Es bueno para vosotros, toda vez que lo que es visible en la existencia humana pasará.
16 Porque el cuerpo carnal de las personas pasará, y cuando se desintegre, encontrará su lugar en lo que es visible y puede verse.
17 «Entonces el fuego que esas personas ven las hará sufrir, debido a su amor por la fe que otrora tuvieron. Serán devueltas al reino visible.
18 Además, esas personas que pueden ver en el reino visible serán consumidas, sin ese primer amor, en su preocupación por la vida y el bramar del fuego.
19 «Apenas queda tiempo antes de que pase lo que podéis ver. Entonces fantasmas informes vendrán y vivirán en las tumbas entre los cadáveres, trayendo para siempre dolor y destrucción al alma».
Capítulo 5:
1 Tomás contestó y dijo: «¿Qué podemos decir ante estas cosas? ¿Qué diremos a las personas que son ciegas? ¿Qué instrucción daremos a estos miserables mortales?
2 Ellos dicen: "Hemos venido a hacer el bien, no a maldecir", pero añaden: "Si no hubiéramos nacido en la carne, no habríamos sabido del pecado"».
3 El Salvador dijo: «Eso es verdad: no los consideréis como seres humanos, sino consideradlos como animales.
4 Pues del mismo modo que los animales se devoran unos a otros, también estas personas se devoran unas a otras.
5 «Además, el reino les es arrebatado, toda vez que aman los deleites del fuego, son esclavos de la muerte, y se deleitan en la inmundicia.
6 Cumplen la lujuria de sus padres. Estas personas serán arrojadas al infierno, y serán comidas como merecen sus naturalezas amargas, malvadas.
7 Serán azotadas para conducirlas hacia lo desconocido, y dejarán los miembros de sus cuerpos atrás, no con valor, sino con desesperanza.
8 «Más estas personas, siendo necias y locas, son felices en las angustias de esta vida.
9 Algunos de los que acuden corriendo a esta locura no se dan cuenta de que son necios, sino que creen que son sabios. Se ven atraídos a la belleza del cuerpo, como si no fuera a perecer.
10 Sus mentes se vuelven hacia ellas mismas, sus pensamientos se ocupan de sus propios intereses, mas el fuego las consumirá».
11 Tomás contestó y dijo: «Señor, ¿qué harán las personas que sean arrojadas de esta manera? Temo por ellas, pues muchas fuerzas se les oponen».
12 El Salvador contestó y dijo: «¿Acaso tú no tienes también una vida visible?».
13 Judas llamado Tomás dijo: «Señor, tú deberías hablar y yo debería escuchar».
14 El Salvador contestó: «Escucha lo que te diré y cree en la verdad.
15 Lo que siembre y lo que es sembrado pasarán en el fuego, en el fuego y el agua, y serán escondidos en tumbas tenebrosas.
16 Después de mucho tiempo el fruto de los árboles perversos aparecerá y será castigado y muerto en bocas animales y humanas, a instigación de la lluvia, el viento, el aire y la luz que brilla arriba».
Capítulo 6:
1 Tomás contestó: «Nos has convencido, Señor.
2 Hemos llegado a esta comprensión y ahora está claro: esto es como es y tu palabra es suficiente para nosotros. Mas estos dichos que pronuncias son risibles y ridículos para el mundo, pues son mal interpretados.
3 ¿Cómo podemos salir y predicarlos, toda vez que el mundo no nos respeta?».
4 El Salvador contestó y dijo: «En verdad os digo: quien escuche lo que tengáis que decir y se aleje, o se burle, o sonría afectadamente ante estas cosas será entregado al gobernante que está en lo alto, que gobierna como rey sobre todas las potencias.
5 El gobernante obligará a estas personas a volver atrás y las arrojará al infierno, donde serán encerradas en un lugar estrecho y oscuro
6 No podrán volverse ni moverse debido a la gran profundidad de Tártaro y a la acerba carga del infierno, que las mantiene sujetadas.
7 Estarán aprisionadas allí y jamás escaparán, pues su locura no será perdonada.
8 Los gobernantes que las persiguen las entregarán al ángel Tartarouchos. Tartarouchos cogerá látigos de fuego y las perseguirá con látigos de fuego que despedirán chispas contra los rostros de los que son perseguidos.
9 Si corren hacia el oeste, encuentran fuego. Si se vuelven hacia el sur, también allí lo encuentran. Si se vuelven hacia el norte, el fuego en erupción vuelve a amenazarlas.
10 No pueden encontrar el camino hacia el este tampoco, para correr hacia allí y ponerse a salvo.
11 Porque mientras todavía estaban encarnadas no hallaron el camino que necesitarían seguir en el día del juicio».
Capítulo 7:
1 Entonces el Salvador continuó y dijo: «¡Ay de vosotros, gente sin Dios, que no tenéis esperanza, que os aferráis a lo que nunca ocurrirá!
2 ¡Ay de vosotros, que tenéis esperanza en la carne, y en la prisión que perecerá!
3 ¿Cuánto tiempo dormiréis? ¿O creéis que lo que juzgáis imperecedero no perecerá?
4 ¿Basáis vuestra esperanza en el mundo, y vuestro dios en esta vida. ¡Estáis destruyendo vuestras almas!
5 ¡Ay de vosotros con el fuego rugiendo dentro de vosotros, pues es inextinguible!
6 ¡Ay de vosotros, porque en vuestras mentes giran ruedas!
7 ¡Ay de vosotros, porque por dentro sois un fuego que arde lentamente!
8 ¡El fuego devorará vuestra carne visiblemente, y rasgará vuestras almas secretamente, y preparará a cada uno para los demás!
9 ¡Ay de vosotros prisioneros, pues estáis atados en cuevas!
10 ¡Os reís! ¡Expresáis vuestro deleite con risa necia!
11 ¡No os dais cuenta de que seréis destruidos, no os dais cuenta de vuestra situación, no comprendéis que vivís en tinieblas y muerte!
12 ¡Pero estáis borrachos de fuego y llenos de amargura.
13 Vuestras mentes están trastornadas por el fuego que arde lentamente dentro de vosotros, y os deleitáis con el envenenamiento y los golpes por vuestros enemigos!
14 ¡Las tinieblas se han alzado sobre vosotros como luz, pues habéis cambiado vuestra libertad por la esclavitud.
15 Habéis oscurecido vuestras mentes, habéis entregado vuestros pensamientos a la necedad, y habéis asfixiado vuestros pensamientos con el humo del fuego de vuestro interior!
16 ¡Vuestra luz ha sido escondida dentro de una nube oscura, os habéis encariñado con la ropa inmunda que vestís, y os habéis aferrado a una esperanza que no es esperanza!
17 ¿A quién creéis? ¿Acaso no sabéis que sois todos...? ¡Bautizasteis vuestras almas con el agua de las tinieblas! ¡Os precipitasteis a todo lo que deseabais!
19 ¡Ay de vosotros los que vivís en el error!
20 No veis que la luz del sol, que juzga al universo y desprecia al universo, lo rodeará todo y convertirá en esclavos a sus enemigos.
21 Tampoco os dais cuenta de cómo la luna mira hacia abajo noche y día y ve vuestros cuerpos sacrificados.
22 ¡Ay de vosotros que amáis el coito y la inmunda asociación con las mujeres!
23 ¡Ay de vosotros, porque los poderes de vuestros cuerpos os harán sufrir!
24 ¡Ay de vosotros sobre los que actúa el demonio perverso!
25 ¡Ay de vosotros que tentáis los miembros de vuestros cuerpos con fuego!
26 ¿Quién esparcirá un fresco rocío sobre vosotros, para apagar todo el fuego y las llamas en vuestro interior?
27 ¿Quién hará que el sol brille sobre vosotros, para ahuyentar las tinieblas de vuestro interior y apartar las tinieblas y el agua inmunda de la vista?
Capítulo 8:
1 «El sol y la luna os darán un dulce aroma y al aire, al espíritu, a la tierra y al agua.
2 «Porque si el sol no brilla sobre estos cuerpos, se gastarán y morirán como cizaña o hierba. Si el sol brilla sobre la cizaña se vuelve vigorosa y puede asfixiar una vid.
3 Mas si una vid se vuelve vigorosa, proyecta su sombra sobre la cizaña y el resto de matorrales que crecen junto a ella, y se extiende y florece, la vid sola hereda la tierra donde crece y domina donde quiera que proyecte su sombra.
4 Cuando crece, pues, domina la tierra entera, produce abundantemente y hace al señor aún más feliz.
5 Pues el señor hubiera sufrido mucho a causa de esta cizaña antes de arrancarla finalmente, mas la vid la eliminó y la asfixió sin ayuda.
Así que la cizaña murió y se volvió como la tierra».
Capítulo 9:
1 Luego Jesús continuó y dijo: «¡Ay de vosotros, pues no habéis aprendido la lección..., que resucitan de la muerte!
2 Bienaventurados los que conocéis de antemano lo que puede atraparos, y que huís de lo que os es extraño.
3 Bienaventurados los que sois burlados y despreciados a causa del amor que vuestro Señor tiene en vosotros.
4 Bienaventurados los que lloráis y sois afligidos por los sin esperanza, porque seréis liberados de todo lo que os ata.
5 «Vigilad y rogad para que no nazcáis en la carne, sino para que podáis dejar las amargas ataduras de esta vida.
6 Cuando recéis, encontraréis reposo, pues habéis dejado atrás el dolor y las injurias.
7 Cuando dejéis los dolores y pasiones corporales, recibiréis descanso del Bueno, y reinaréis con el Rey, vosotros unidos con el Rey y el Rey unido con vosotros, ahora y para siempre y siempre. Amén».