La extraordinaria y liberadora experiencia de aprender, entendiendo la vida como un gimnasio psicológico, dónde uno se forja en la disciplina de ser él mismo, estudiar su mundo interior, comprender la psicología propia de uno mismo, fuerza y valor, desapego, voluntad, como cualidades necesarias para desarrollar la verdadera humanidad, la verdadera razón de SER...
El REAL SER, como una forma de conseguir la autenticidad, el ser fiel a sí mismo, el trabajo con la conciencia, activándola para despertar...
Al activar la conciencia de una forma natural, obtenemos la comprensión autentica de nosotros mismos, del mundo que nos rodea y no caemos en la falacia de creernos mejor de lo que somos, aceptando de forma natural y con humildad aquello que hay en mí. Esta comprensión de lo que realmente soy, no servirá para justificar mis defectos, ni para justificar perezosamente el tren de vida equivocado que llevo, sino que servirá de base para edificar mi nuevo futuro, mi propia vida...
Despojarnos de toda vestimenta psicológica que entorpece nuestra ansia de ser, entender los matices de apoyo del ego, tales como la falacia, la retórica, las transacciones psicológicas, los sofismas de distracción...
Analizar, comprender, es esencial para desarrollar nuestra verdadera realidad...
“La retórica del ego es el arte de hablar bien y con elegancia, de una manera tan sutil que no nos damos cuenta en qué momento hemos caído en el error. La retórica del ego es tan subliminal que por esta razón nuestra conciencia está así de dormida y sin darnos cuenta...” (S.A.W.)
Cuantas veces hemos sentido dentro de nosotros mismos la necesidad de comunicarnos, de explicarnos con palabras elegantes, sabias y al agotar este impulso caemos en hablar solo por hablar, e incluso las propias palabras nos confunden, tras horas de una larga conversación y en el fondo ¿para qué? ¿qué pretendía demostrar con ello?, mientras el reloj de mi vida corría eliminando los segundos...
“La falacia del ego es el hábito de engañar sin limitación alguna, procesándose ésta a través de las series del yo...” (S.A.W.)
La Hipocresía, el deseo de que no conozcan las perversidades ocultas en mi mente, el que no conozcan como soy, es una falta para consigo mismo que nos lleva a la mentira de nosotros mismos, necesitamos encubrir con el engaño, no reconocer lo que somos, ... esto nos convierte en cómplices de nuestros propios delitos. La falacia del ego es el hábito de engañar, una parte de mí mismo puede esconder una parte de mí mismo. El fariseo interior, los Sepulcros blanqueados que nos recuerda el evangelio, muy bonitos por fuera, pero por dentro llenos de podredumbre y de desolación...
“DI SIEMPRE LA VERDAD, RECONOCELA EN TU INTERIOR, PORQUE LA HIPOCRESIA ES UNO DE LOS MAYORES DEFECTOS DEL HOMBRE, SI DECIDES MENTIR, PARTE DE TU DIGNIDAD HUMANA SE HABRA PERDIDO”.
“Los sofismas de distracción son los falsos razonamientos que inducen al error y que son gestados por el ego en los cuarenta y nueve niveles del subconsciente...” (S. A.W.)
Los sofismas de distracción nos hacen creer a través de razonamientos lógicos, la gran necesidad de corregir a los demás, ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el nuestro...
“Muchas gentes que luchan en la vida por ser ricos, trabajan, ahorran y se esmeran en todo, pero el resorte secreto de todas sus actividades es la envidia secreta, la que se esconde, la que no sale a la superficie. Casi siempre los mejores esfuerzos de los ciudadanos tienen como resorte secreto la envidia...”
(S.A.W.)
En la psicología tradicional, se entiende por escondrijos humanos, o mecanismos de defensa del ego los sofismas de distracción. Existe lo que se llama la compensación sustitutoria, un complejo o deficiencia puede provocar en la psiquis la necesidad de superación. Por ejemplo, una persona extremadamente dogmática, que está absolutamente segura de todo, cultiva conscientemente esta postura de seguridad a causa de las desmoralizadoras dudas que habitan en su interior subconsciente. La imagen que tiene de sí misma no es lo bastante sólida para vivir con tales dudas...
Estas deficiencias psicológicas que cada uno de nosotros llevamos en nuestro interior nos hacen descubrir el gran vacío, debilidad, que existe en nosotros. Mirando las cosas desde el punto real, nos vemos en la necesidad de Despertar, para que donde no hay, se llene con el SER...
“La dificultad del análisis introspectivo, profundo, está en la “Contratransferencia” .Esta dificultad se elimina mediante los análisis estructural y transaccional...” (SAW)
Los juegos o roles en los que entra el ego nos hacen creer que somos uno, que siempre somos el mismo, que no cambiamos; esta inmadurez también nos hace creer que los que están con nosotros tampoco cambian. Estamos acostumbrados a vivir una vida muerta, donde hay que matar el tiempo y es el tiempo quien nos mata a nosotros...
“Pensar que si una persona se llama Luis, es siempre Luis, resulta algo así como una broma de muy mal gusto...” (S.A.W.)
“Dentro de cada persona viven muchas personas, muchos yoes, esto lo puede verificar por sí mismo en forma directa, cualquier persona despierta, consciente...” (S.A.W.)
“Suponer que alguien posee un “Yo Permanente e Inmutable” equivale desde luego a un abuso para con el prójimo y para consigo mismos... “(SAW)
Nosotros nos procesamos en las series del yo, más el tiempo que utilizamos nuevo. Sabemos que el yo es el tiempo petrificado en nosotros, que el yo es lo que no supimos transformar, trascender y esto nos crea Traumas, conflictos internos que se manifiestan en nuestro exterior haciéndonos la vida miserable...
“Lo exterior es el reflejo de lo interior” (KANT)
“Si tu me conociste ayer hazme el favor de no creer que estás tratando con la misma persona, primero porque no soy uno sino muchos; y segundo porque puedo haber cambiado... No me atribuyas un comportamiento fijo e inmutable, porque yo, como todo el mundo estoy en el entramado de la vida tratando de aprovechar las oportunidades diarias, sí consigo aprovecharlas habré cambiado para mejor, pero si no lo consigo pondrán más peso sobre mi vida y mi conciencia...”
El miedo a aceptarse a sí mismo, el miedo a que los demás sepan lo que soy, porque si lo saben puede que me traten con hostilidad y desprecio. Es necesario asumir el riesgo de ser uno mismo, para no crear falsos valores y depositarios en la personalidad. Dentro de nosotros se debate lo correcto e incorrecto continuamente, y esto nos lleva a un deseo de participar y de identificación con la buena manera de sentir, pensar y actuar. Aunque no lo consigamos, nos fuerza a creer de nosotros mismos lo mejor y es un impedimento para vernos tal cual somos...
Esta lucha interior en el debatirse de los opuestos, que nos fuerza a creernos buenos, hace que nos resulte difícil distinguir entre lo que realmente somos y lo que pretendemos ser, de aquí nace el deseo de aparentar, porque no nos asumimos como somos...
Llevamos dentro de nosotros unos programas que determinan nuestro comportamiento convirtiéndonos en máquinas. Estos programas subsisten en nosotros por comodidad, por la enfermedad del mañana, por miedo a enfrentarnos a nosotros mismos y a los demás. Estos programas complejos están construidos por autoengaños, falacias, transacciones...
Descubrimos en nosotros que muchas veces reaccionamos, decimos y nos comportamos como los demás esperan de nosotros...
En cierta ocasión, dos amigos iban a comprar el periódico, uno de ellos saludó con suma cortesía al vendedor de periódicos, el cual , por su parte, le respondió con brusquedad y descortesía. Mientras este recogía el periódico que el vendedor había arrojado hacia el de mala manera, sonrió y le deseó un buen fin de semana. Cuando los dos amigos reemprendían su paseo, el amigo le preguntó:
-¿te trata siempre con tanta descortesía?
-Si, por desgracia.
-¿y tú siempre te muestras igual de amable?
-Si, así es.
-¿porque eres tu tan amable con él, cuando el es tan antipático
contigo?
—porque no quiero que sea el quien decida como debo de actuar...
Todo crecimiento y maduración interior, al igual que todo deterioro de nosotros pasa siempre a través de nuestra relación con los demás...
“La mejor arma que un hombre puede utilizar en su vida, es un estado Psicológico correcto.” (SAW)
La no transformación de nosotros mismos a través de la transformación de las impresiones y de la reflexión sincera, nos lleva a acumular impresiones no transformadas que se suman unas a otras hasta el punto en que se nos escapan de las manos convirtiéndose entonces en un verdadero caos y la miel de mis buenas intenciones se convierte en hiel...
Vamos a intentar comprender la importancia de no juzgar. Es necesario respetar la libertad de los demás , el juicio sobre otros solo manifiesta la propia inmadurez, a través del resorte secreto de la envidia nos vestimos con la túnica de juez y justificamos nuestra acción equivocada...
Una vez que hemos juzgado, el juicio se extiende a través de la comunicación de nuestro parecer a los demás, extorsionando la realidad, ya que no somos objetivos porque tampoco tenemos la conciencia despierta y caemos en el chisme...
El chismoso es un ser frustrado, incapaz de aprovechar sus propios valores y posibilidades, cae en el derrotismo de sí mismo y se siente incapaz de estar a la altura de su ideal y utilizando el resorte secreto de la envidia, se eleva a sí mismo a través de rebajar la estima de los demás, juzgando las acciones del prójimo...
El chismoso puede servir también para paliar los propios sentimientos de culpa: nos gusta referir las fechorías de los demás para no sentirnos tan culpables de las nuestras...
“¿Te has enterado, Sócrates..?
—Un momento, amigo— interrumpió el filósofo.—¿seguro que todo lo que vas a contarme es cierto?
-No; pero me lo contaron otros...
-Entonces no valdría la pena repetirlo, a menos que se tratara de algo bueno... ¿Satisface los criterios de la bondad?
-No; todo lo contrario...
-;Ah! y dime: ¿es necesario que lo sepa yo para evitar el mal a otros?
-Realmente no.
-Bien, en tal caso— concluyó Sócrates — Olvidémoslo. ¡Hay en la vida tantas cosas que valen la pena! ¿Para qué molestarnos con algo tan despreciable, que ni es verdad, ni bueno, ni útil?”
Es necesario comprender que fuera de nuestra equivocada forma de pensar en la que juzgamos a los demás, yo no sería tan arrogante si pensara que la acción que juzgo fastidia a todo el mundo. Mejor sería comprender por qué me molesta la acción que juzgo...
Así mismo sería interesante saber separar con objetividad, de acuerdo con el recto pensar, sentir y actuar, la diferencia entre juzgar a una persona y juzgar una acción. Si observamos cómo alguien roba dinero a otro, puedo juzgar que esa acción no es correcta, más no puedo juzgar a la persona que lo efectúa, porque desconozco su vida, sus motivaciones, sus necesidades, desconozco las causas que la han impelido a robar.
Esta compleja situación que no soy capaz de comprender, sólo puede juzgarla la Divinidad, de esta forma delego en la Divinidad todo juicio, ya que posiblemente caería en el error si me tomo la libertad de juzgar. Si no nos conocemos a nosotros mismos, ¿Cómo podemos decir que conocemos a los demás..?
En el estado de inconsciencia en que nos encontramos , vivimos un estado contradictorio de lo que somos y de lo que queremos ser y esto genera en nosotros una forma de censura que nos impide ver nuestras verdaderas inclinaciones. El deseo de mejorar nos hace cristalizar el defecto de censurar y por lo tanto de reprimir, cayendo nuevamente en la inconsciencia, cuando es una conciencia atenta, al acecho, la que nos libera...
Este estado de autocensura, de represión de nuestro subconsciente nos convierte en entes fanáticos, cogiendo al pie de la letra, por miedo y sin comprensión, cualquier axioma o enseñanza que nos saque de la dualidad de la mente, que nos libere rápidamente para ser lo que anhelamos, cayendo en la codicia del no codiciar...
Estos estados subconscientes llegan a somatizarse en nosotros. Los expertos en medicina psicosomática, afirman que la causa más frecuente del cansancio y de algunas enfermedades es la represión de las emociones. Hay emociones que no estamos dispuestos a reconocer. Estas emociones se somatizan en nosotros en forma de enfermedades, porque el ego es una suma y resta de valores positivos o negativos. Al hablar de suma y resta de valores nos referimos a las matemáticas, al mundo de las causas...
Una acción egoica desencadena, por su causa, matemáticamente, un determinado numero de circunstancias. La psicología está en íntima relación con las matemáticas y estas a su vez con la medicina, así psicología, matemáticas y medicina vienen a ser una misma cosa...
Esto nos recuerda al Koan aquel: “Si todo se reduce a la unidad, ¿a qué se reduce la unidad..?”
Dentro del campo de la intercomunicación debemos respetar no solo al que transmite sino también al que escucha y recibe.
A menudo solemos buscar en la intercomunicación con los demás la necesidad de ser aceptado y comprendido, porque debido a nuestra debilidad interior, a la falta de SER, si no somos aceptados nos sentimos extraños y esto nos llevará a una sensación de soledad y de aislamiento...
Este suele ser el resorte secreto de competición que llevamos dentro y que nos impulsa hacia la ansiedad y el stress emocional...
En la medida en que nosotros proyectamos sobre los demás lo que nos falta y nos creamos así la imagen del otro, según nuestra escala de valores, en esa medida dependemos de los demás...
Es común el hecho de levantar a nuestro alrededor ídolos de barro, que en un principio parecen estimular y dar luz a nuestra vida y sin embargo nos estamos sometiendo y esclavizando a nuestro ídolo de barro. Esto impide todo crecimiento interior, excluye toda posibilidad de dar la libertad a nuestro SER interior para manifestarse. Mientras no seamos capaces de eliminar nuestras dependencias psicológicas, no podremos crecer interiormente...
El derrotismo, el miedo, la desorientación, la falta de organización psíquica o la falta de un trabajo psicológico definido hacen que valoremos más el exterior y a los demás que nuestro propio interior...
“No busques en otros lo que está en ti , ni busques en ti lo que está en otros...”
O bien caemos en la exigencia de querer que los demás coincidan con nosotros en el pensar, sentir y actuar...
Dentro de los escondrijos que utilizamos como mecanismos de defensa, existe el llamado mecanismo de compensación: una persona extremadamente dogmática que está segura de todo, cultiva conscientemente esta postura de seguridad a causa de las desmoralizadoras dudas que habitan en el subconsciente...
Como mecanismo de defensa, el ego, suele utilizar el rechazo de nuestras propias negatividades y proyectarlas sobre los demás, esto forma parte de la cara oculta de la luna psicológica. Tratamos de librarnos de nuestras propias limitaciones atribuyéndolas a cualquier otro y viene el juicio hacia los demás como consecuencia de la intransigencia...
Solemos caer también, en el error de atribuirnos a nosotros mismos de una forma inconsciente, las cualidades de otros y caemos en levantar los pedestales a los demás e imitar sus propias actitudes, gestos,... como si al repetirlos encontráramos en ellos la satisfacción de la seguridad...
“YO OS MUESTRO AL SUPERHOMBRE, EL HOMBRE ES ALGO QUE DEBE SER SUPERADO...
¿QUE HABEIS HECHO VOSOTROS PARA SUPERARLO..? HASTA HOY, TODOS LOS SERES HAN CREADO ALGO POR ENCIMA DE ELLOS, Y ¿QUEREIS SER VOSOTROS EL REFLUJO
DE ESA OLA ENORME, PREFIRIENDO RETORNAR A LA ANIMALIDAD ANTES QUE SUPERAR AL HOMBRE...?
EL HOMBRE ES UNA CUERDA TENDIDA ENTRE EL ANIMAL Y EL SUPERHOMBRE, UNA CUERDA TENDIDA SOBRE EL ABISMO. ES PELIGROSO PASAR AL OTRO LADO, PELIGROSO PERMANECER EN EL CAMINO, PELIGROSO MIRAR HACIA ATRAS, PELIGROSO PARARSE Y PELIGROSO TEMBLAR. LA GRANDEZA DEL HOMBRE ESTA EN SER UN PUENTE Y NO UN FIN...”
-ZOROASTRO-